CAVI
No hay refugio que nos salve de nosotros mismos. Claudio Saúl
Las piezas que nos presenta Claudio Saúl en esta exhibición, nos hablan de que no hay lugares seguros para resguardarse y que justamente, como el moho, las acciones violentas se han expandido por lugares que pensamos en muchos momentos intocables, como la escuela, los juegos o nuestro entorno más inmediato.
Curaduría
Leonardo Ramírez
Las piezas que nos presenta Claudio Saúl en esta exhibición, nos hablan de que no hay lugares seguros para resguardarse y que justamente, como el moho, las acciones violentas se han expandido por lugares que pensamos en muchos momentos intocables, como la escuela, los juegos o nuestro entorno más inmediato.
El encuentro con el acontecimiento que producen las obras de Claudio Saúl, cualquiera que sea su interpretación, nos proporciona una experiencia no mediada, es decir, una experiencia sin empaque interpretativo previo, ya que entendemos su discurso rápidamente, es posible que esto se deba a que sus obras están ligadas a asuntos profundamente locales y que se conectan con nuestra memoria cultural de forma automática (…) Por desgracia no podemos seguir pensando en asuntos celebratorios con estas piezas hechas con pólvora y pirotecnia no activada. La pólvora, -material del que echa mano Claudio Saúl- no hace más que atemorizarnos y fascinarnos en partes iguales.